“El volcán sin nombre” al parecer tuvo alguna vez un nombre propio que hoy se desconoce. Cuentan los mitos que un grupo étnico de la ciudad, llamados los yarabayas, ubicados en lo que es el centro de la ciudad, San Lázaro precisamente; tuvieron que huir de sus tierras por la explosión del volcán a finales del siglo quince. Ellos se refugiaron en el Cusco por algunos años y cuando retornaron a sus tierras, en castigo a ese volcán que los hizo huir y que por supuesto destruyó sus tierras, le quitaron su nombre propio, como si se tratase de una reprimenda, lo dejaron sin nombre, como si se tratase de un volcán apátrida.
En mis investigaciones por la ciudad encontré a algunos historiadores contando el mito o la hipótesis del nombre antiguo del volcán. Dicen que se llamó Machu Putina, que en las lenguas indígenas significaría probablemente “el volcán viejo” si nos basamos en “putina” como probable palabra Puquina. Si tomamos en cuenta aquella hipótesis existe una lógica, a cuarenta kilómetros aproximadamente de donde se ubica El Misti se encuentra otro volcán que se llama Huayna Putina, en Moquegua. La dualidad en la cosmovisión andina. El Misti se llamó probablemente Machu Putina.
Pero no lo re-bauticemos al Misti con hipótesis. Su actual nombre es El Misti, el nombre que todos conocemos y nombramos del volcán, quizás el más famoso del Perú.
Se desconoce el momento en que el Misti obtuvo el nombre Misti. Misti significa “criollo u hombre de raza blanca” en quechua. Quizás adoptó este nombre porque la ciudad de Arequipa fue y es una ciudad colonial llamada “la ciudad blanca” por su sillar blanco, pero también porque allí habitaron los primeros y más importantes colonistas españoles, incluido Fray Martín de Murúa, el fraile mercenario. Si revisamos los censos del siglo diecisiete y dieciocho, el 90% de la población era de “raza blanca”; el valle que en un principio era 100% indígena se hispanizó rápidamente durante la colonia.
Seguro los viajeros de antaño decían vamos a Arequipa, vamos a visitar a los mistis, aquel valle que tiene un volcán sin nombre, imponente y blanco como los mistis, aunque con el calentamiento global se está quedando “calato” como dicen los arequipeños, sin un solo copo de nieve sobre sus faldas.
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